En este Blog queremos compartir contigo la vida de la bienventurada Dina Bélanger RJM. Publicaremos periódicamente breves capítulos que nos ayudarán a conocerla más.
Te invitamos a leerlos y a que dejes tus comentarios.


LA FAMA DE SANTIDAD de Dina Bélanger se ha hecho universal después de su beatificación.

lunes, 25 de abril de 2016

Bienvenida Dina

¡Hola! He aquí: ¡Dina al habla!… Pero, ¿quién es Dina?... Te lo voy a ir contando a través de este Blog, ¿te interesa?... entonces lee, no te arrepentirás.

Dina Bélanger nació en Quebec (Canadá) el 30 de abril de 1897; vivió 32 años y murió en 1929. ¿Te parece una persona lejana en el tiempo?... Espera, te voy a ir contando y verás. Para los que marcan vidas, el tiempo no pasa, se eternizan en la historia, aunque su vida haya sido corta y, aparentemente, tan normal como la tuya y la mía.

Imagínate un matrimonio que está esperando a su primer bebé, querido, ansiado y del que ha soñado grandes cosas. Dicen que su madre, mientras lo gestaba, pedía a menudo a Dios que el niño/a que naciera hiciera algo bueno y no a medias, que fuera religioso o religiosa, si ésta era su voluntad… y ¡vaya si lo logró!

Llegó por fin la niña deseada y sus padres, Serafina  Matte y Octavio Bélanger, profundamente cristianos, quisieron bautizarla el mismo día que nació y le pusieron los nombres de: María – Margarita – Dina – Adelaida, pero ¿por qué tantos nombres?... Era la costumbre de la época. No te asustes, la llamaron siempre Dina.

Pasó un tiempo, diecisiete meses, y llegó un hermanito, pero ¡qué pena! murió a los tres meses, y Dina volvió a quedarse sola. Bueno, sola ¡no! tenía unos padres que la adoraban, pero que no la hicieron crecer como una niña malcriada, egoísta y caprichosa; al contrario, le dieron raíces sólidas para que después pudiera volar. La educaron rectamente y fueron enderezando su temperamento, porque ¿sabes? Dina era tímida, discreta, alegre, exacta, ordenada, capaz de olvidarse de sí misma para darse a los demás y todo esto unido a un carácter fuerte y apasionado, tenaz y voluntarioso que la hace llegar al final de lo que se ha propuesto. Seguro que esto lo heredó de sus padres. El padre era contable, muy recto, tenaz, detallista y amante del orden. La madre, dulce, caritativa, piadosa, sencilla.

Su voluntarismo la llevó una vez, ante una contrariedad, a expresarlo incluso físicamente con una pataleta. Bueno, esto te lo cuento la próxima vez.