En este Blog queremos compartir contigo la vida de la bienventurada Dina Bélanger RJM. Publicaremos periódicamente breves capítulos que nos ayudarán a conocerla más.
Te invitamos a leerlos y a que dejes tus comentarios.


LA FAMA DE SANTIDAD de Dina Bélanger se ha hecho universal después de su beatificación.

jueves, 28 de julio de 2016

Dios la llama

Han pasado tres años desde que Dina volvió de Nueva York. 
Hemos visto su vida en la ciudad. Ahora, las vacaciones las pasa en el campo. La naturaleza la atrae de una manera muy especial. Se conmueve ante un crepúsculo, un claro de luna, las plantas, las flores, los frutos, los arroyos, los ríos, las mariposas y los trinos de los pájaros. Como amante de todo lo bello, en la naturaleza ama el orden, el silencio en el firmamento, en los astros, su belleza, su infinitud. Es como una amante que se deja arrebatar y todo la dirige hacia Dios ayudándola a unirse a Él. Sin duda, su interior lleno de música y armonía la hace gozar intensamente y extasiarse ante las maravillas de la creación. Dina es como un arpa que vibra con la belleza. 
El contemplador es un ser salido de sí mismo, es exactamente un alma admirada, emocionada y agradecida que tiene la gran capacidad de asombro. Dina es una persona seducida y arrebatada por Dios; no se entretiene en sí misma, en el fondo siempre está vuelta hacia Él.
Estamos en el verano de 1920. Dina tiene ahora tiene veintitrés años y en ella aumenta su deseo de vida religiosa. No siente la llamada a la Congregación de Nuestra Señora donde se había educado. Le sigue atrayendo la vida contemplativa, pero duda ante los estudios que ha realizado y se inclina por la enseñanza.  Ante ella se abren tres prospectiva: las Ursulinas, la Congregación de Jesús-María y la del Sagrado Corazón… No termina de ver claro. Sigue discerniendo y un día oye claramente la voz de Jesús que le dice: “Te quiero en Jesús-María”. 
“Donde Tú quieras, ya sabes que no me gusta la enseñanza, pero quiero responder a tu llamada, no me importa dónde, sólo deseo hacer lo que más te guste.” “ No enseñarás mucho tiempo le responde el Maestro” No entiende, pero todas las dudas han desaparecido.
Llega el momento de hablarlo de nuevo con sus padres.  Ella escribe: “No dudaba de su consentimiento, pero sí preveía su dolor… y mi corazón estaba deshecho.” Por fin lo habla y su aceptación la llena de consuelo. Todo esto no es fácil; si alguien ha pasado por ese trance conoce lo que supone ver que se rompe algo muy íntimo…. Pero la fuerza de Dios actúa en estos momentos y Dina la experimenta. Si un día tú tienes que afrontar una situación parecida, no tengas miedo, Jesús tomará tu puesto y, sin saberlo, te sentirás muy fuerte.
Durante los últimos meses de su permanencia en casa, sus padres se desviven para hacerla feliz. Lo habían hecho durante toda su vida, pero ahora se vuelcan sin intentar en lo más mínimo desviar su vocación. Para darle todas las alegrías que están a su alcance, le proponen un viaje a las cataratas del Niágara ofreciéndole toda clase de gustos y diversiones. Fueron días felices en una naturaleza maravillosa que eleva a Dios.

Llegó el día del adiós. Dina nos dice que la espera fue una agonía. Tenía que dejar su hogar para siempre. Se alejaba de su casa sin esperanza de volverla a ver. Ella misma dice que sin una fuerza superior no hubiera dado este paso.


lunes, 18 de julio de 2016

Dina, concertista

En junio 1918, Dina ya está en Quebec, después de haber terminado los dos años de estudio.
En Nueva York había empezado para ella una época de profunda oscuridad interior y ésta continua al volver a su casa. Sigue atrapada por el amor de Jesús, pero Jesús calla a menudo y en su interior se desatan terribles luchas que a ratos no la dejan. ¡Eso sí que fue difícil!
Ahora te pregunto, tú ¿no has experimentado nunca luchas internas? Quieres hacer una cosa y haces todo lo contrario; prometes vivir de una manera y te dejas arrastrar por la corriente; sientes cosas que te fastidian y no sabes cómo combatirlas, te asalta una tentación y no sabes cómo vencerla…  ¿Verdad, que en el fondo sufres? Lo mismo le pasa a Dina… Tal vez puede ayudarte lo que ella hace.  No cambia el programa de vida de oración que se había trazado, más bien la prolonga y aprende a discernir cuándo se trata realmente de la voz de Dios; no quiere dejarse llevar de ninguna ilusión.  ¡Prueba esta solución! Estoy segura de que sentirás una gran paz que te va a ayudar.

Después de los dos años en Nueva York, Dina sigue exteriormente la vida ordinaria de una joven: salidas, paseos con sus amigas, reuniones, ayuda a personas que lo necesitan acompañando a su madre, algunas excursiones, conciertos… sin dejar el estudio del piano por sí misma y el de la armonía que sigue por correspondencia. A ratos se pregunta para qué tanto esfuerzo; piensa que nunca llegará a la altura que ella quisiera. Un buen día oye en su interior la voz de Jesús que le dice: “Tus conocimientos musicales protegerán tu vocación; pero tú harás bien sobre todo por tus escritos”. Dina no entiende y se pregunta ¿por mis escritos?... Poco se imagina lo que un día le va a pedir su superiora cuando sea religiosa.
Sí, se trata, aunque ella no lo sepa, de su Autobiografía que empezará a escribir en marzo de 1924 y que hoy está traducida a diversas lenguas: español, inglés, italiano y alemán. Muchos la han leído y ha hecho y hace un gran bien. Espero que también te lo haga a ti. Cuando la leas, quizás te llame la atención algunas expresiones, ve más allá de las palabras… Ten presente que Dina emplea el vocabulario propio de la espiritualidad francesa de los primeros decenios del siglo XX.

Ahora en Quebec  se abre ante ella  el tiempo de los conciertos
propiamente dicho. La simplicidad de sus vestidos, sus actitudes y la manera de presentarse es encantadora. Jesús, antes de cada concierto, le pide el sacrificio del éxito; ella lo acepta y le ofrece el no triunfar. Sin embargo, la aplauden, la alaban, la animan a seguir en esta línea. Puede llegar lejos. Tiene abierto un porvenir brillante. Siempre guarda su hermosa simplicidad. Acepta con amabilidad y sencillez todas las muestras de simpatía, pero en el fondo sólo logran convencerla de su incapacidad y, aunque reconoce el éxito, se siente vacía ante él y todo le suscita indiferencia. Nadie lo nota, pero sabemos el martirio que le suponían las alabanzas.

¿Sabes? Por dentro, Dina vibra con la música  y compone piezas musicales de las que se conservan algunas. Tal vez la más conocida es la que ella llamó “Ricordanza”. Si alguna vez la oyes, te darás cuenta de la fuerza, belleza y armonía de sus acordes. Si quieres oírla, la encontrarás en internet.

jueves, 7 de julio de 2016

Más cartas

No me resigno a no dejarte leer algunos otros párrafos de sus cartas. Quiero que conozcas bien a Dina.
3 diciembre 1916: “…Hablemos de mis vacaciones. Dentro de tres semanas a esta hora yo estaré probablemente con vosotros… Llegaremos a Montreal el domingo por la mañana, vigilia de Navidad, iremos a Misa y saldremos hacia Quebec para llegar a Misa de media noche… Si queréis algo para regalos, etc.  Pedídmelo pronto para comprarlo. Aquí os aseguro que hay variedad; dadme ideas… Si son cosas que no puedo pasar por la aduana, os lo diré… En el piano hago estupendos progresos. Adquiero una fuerza extraordinaria. ¿Sabéis lo que me pasó ayer? Practicando la Rapsodia de Auvergne, he roto un martillo, el soporte de madera de uno de los martillos que golpean las cuerdas…“
 12 febrero 1917: “…Tengo muy buena salud y como por tres ¿Os sonreís poniéndolo en duda?... Por la mañana, menos los viernes, me como un bistec  y cuatro tostadas; ¡sí, sí, cuatro “toasts”! Cada una de ellas de unas tres pulgadas cuadradas…El miedo de la guerra no me ha quitado el apetito… Buenos días, mis queridos papás. Lleno la carta de besos. Mirad bien el sobre, que no se escape ninguno.”

22 mayo 1917: “… El sábado pasado, a las tres de la tarde, me examiné de piano… No estaba nada nerviosa, ni me falló la memoria. Toque veinte variaciones: once páginas. Primero, los profesores  Mr. Damrosch y Mr. Newstead iban siguiendo en mi cuaderno, después se me acercaron lo más posible para observar los movimientos de mis manos, dedos, brazos, etc… Luego  Mr. Damrosch me paró y me dio unos golpecitos en la espalda. “¡Tiene usted mucho talento! Ha progresado mucho desde que la oí por primera vez, ya veo que trabaja mucho. Estoy muy contento de usted”. Enseguida me tomó la mano y le dijo a Mr. Newstead: “Tiene la mano muy larga y estrecha; con una mano así podría tener más fuerza y extenderla todavía más” Y añadió: “No la ha comprado en la feria, ha tenido que aceptarla como era”. Yo me reí… Ayer tuve clase de piano con Mr. Newstead… Empezó a hablar del año próximo, yo le interrumpí: “Si es que vuelvo…”. “ No me diga eso”… Si todo lo que dicen es para animarme, se logró el intento; ya comprendéis que esto me alienta a trabajar. Estoy muy bien…”

25 octubre 1917: “Esta tarde fui al Conservatorio. En armonía me han puesto una “A” que es la mejor nota. El piano va de bien en mejor. ¿os habéis fijado en la luna? Esta noche le he hecho un encargo; miradla bien, os dará muchos recuerdos de mi parte. ¿Soñasteis cosas bonitas anoche? Hoy ha hecho sol. Voy al mes del rosario. Buenas tardes, queridos papás. Un fuerte abrazo.”

Bueno, te transcribiría mucho más, pero no quiero alargarme. Seguro que ya te has dado cuenta de cómo es Dina. Ahora vamos a seguirla cuando regrese definitivamente a Quebec.

Sus padres, al terminar sus estudios le regalan un piano. En Nueva York, va con su padre para elegirlo. Cuando se decide la compra, resulta que lo han vendido, pero acaban de llegar tres muy buenos  y Dina elige uno de color oscuro que le encanta. Está contentísima; ya sueña con tocarlo en su casa, gozar arrancándole sus notas y sobre todo alegrar así a sus padres.