En este Blog queremos compartir contigo la vida de la bienventurada Dina Bélanger RJM. Publicaremos periódicamente breves capítulos que nos ayudarán a conocerla más.
Te invitamos a leerlos y a que dejes tus comentarios.


LA FAMA DE SANTIDAD de Dina Bélanger se ha hecho universal después de su beatificación.

lunes, 27 de junio de 2016

Correspondencia

Prometí hacerte leer algo de sus cartas ¡ahí va! Leyendo algunos párrafos te encontrarás con una joven llena de vida, con deseos de aprovechar al máximo y sobre todo de dar gusto a sus padres.

9 octubre 1916: “…..Ayer por la tarde, dimos un concierto en el salón a las religiosas y pensionistas, muy deseosas de oírnos. Yo toqué de memoria el “Capricho-Vals” y el “Allegro appassionato” de Saint-Saëns; estuvieron muy amables con nosotras. Bernadette tocó el “Sermón a los pájaros” de Listz. Ayer por la mañana fuimos a la Misa Mayor a la iglesia de San Francisco Javier. El canto  es hermosísimo. Volveré allá si puedo. Por la tarde paseamos por el Parque Central… Mañana volveremos a Casa Macy. Allá he visto escaleras mecánicas; a papá le hubiera gustado subir por ellas. ¡Qué almacén tan grande! ¡Cuánta riqueza! ¡Cuánta preciosidad!. Quiero cumplir mi propósito de acostarme temprano, y no quiero perder mi color rosado; aquí me dicen que no tengo los colores de Nueva York…”
13 octubre 1916: “… la temperatura es ideal… Aline y yo hemos ido de compras, ¡como verdaderas americanas!... He encontrado botas altas, marrones, muy bonitas a 3,85 $; las necesitaba y las he comprado, también una cartera por 1 $. Mi compañera, es un tipo cómico y cómo me he reído! En otra tienda, medias de seda blancas. El miércoles por la tarde con una chica irlandesa hemos visitado el museo de bellas artes, mejor dicho empezamos a visitarlo. Hay que pasar muchos días para verlo todo. Nos paramos en la sala que contenía pianos e instrumentos de música… Por la mañana voy  a Misa a los Padres Asuncionista… Tengo un apetito desconocido…Seguro que no me vais a conocer en Navidad. Jugamos a la pelota y nos reímos; sí, ya lo creo. Si los yanquis han de formar concepto por nosotras de los canadienses franceses, no tendrán más remedio que reconocerles la virtud de la alegría…”

19 octubre 1916: “…Hablemos del Conservatorio. El programa no lo tuve hasta el martes… Como profesor de piano tengo a Mr. Newstead, de armonía a Mr. Richardson… de conferencias a Mr. Tapper… El martes conocí a Mr. Newstead y después de hacerme tocar el Preludio de Bach, me dijo: “Tiene usted muy buena digitación y mucho ejercicio; ahora, cuando se necesite, tiene que usar más la muñeca, el antebrazo y el brazo”. Después me hizo tocar el Allegro y en el último acorde me dio un golpecito en la espalda: “Usted tiene talento…Espero que va a tener muy buen curso…” Mi profesor es inglés y no quiere hablar francés… No importa, yo me romperé la cabeza para aprender su lengua…”
5 noviembre 1916: “Acabo de llegar del concierto de Paderewski. Sólo para oírle, vale la pena venir de Quebec. Actualmente se le considera como el mejor pianista del mundo. Ha tocado ocho piezas y le han hecho repetir, entre ellas la 2ª Rapsodia de Listz. El público aplaudía fuera de sí; la gran sala del Carnegie estaba completamente llena. Nada, que no sabéis lo bueno que es estar en Nueva York.”

viernes, 17 de junio de 2016

Nueva York

Ya estamos en Nueva York.

El viaje estaba planificado para octubre 1916 y en mayo su madre sufre un grave accidente. Dina no sólo teme por su madre, sino que ve comprometida su estancia en Nueva York. Ella nos dice: “En el momento de realizar mis proyectos serios, importantes, de los cuales quizá dependía mi porvenir, Jesús me pidió el sacrificio de mis deseos.” Es normal que en algunos momentos sintiera angustia, y necesitó una gran gracia para renunciar con alegría a sus esperanzas… Pero, cuando ya había dicho “SI”, las cosas cambian; su madre se cura totalmente y en verano puede de nuevo empezar a soñar y a preparar el próximo viaje.

Tres jóvenes canadienses: Dina, Bernadette y Aline, acompañadas por el Sr. Bélanger, emprenden el viaje a Nueva York. Dina escribe a su madre y le dice que el paisaje le encanta, que en el viaje juegan a cartas, ríen sin parar y, según ella, como nunca en diecinueve años… y añade que en realidad ir a Nueva York da la ilusión de un paseo al paraíso.

En Nueva York sus padres han escogido la residencia “Nuestra Señora de la Paz” dirigida por las religiosas de Jesús-María. Al llegar, Dina tiene la decepción de tener que compartir el cuarto con otra. Sólo queda una habitación individual y su padre les aconseja que la cedan a Aline. A Dina, acostumbrada a la soledad, le cuesta, pero nadie lo nota. Más tarde existe la posibilidad de habitación individual pero, tanto Bernadette como ella deciden quedarse juntas. Las dos han encontrado el tesoro bíblico de la amistad.
Las tres se entienden de maravilla. A las tres les encanta bailar y se pasan horas haciéndolo. Sus compañeras se dan cuenta de la caridad y el olvido propio de Dina, que sin dejar de ser muy alegre y amiga de reírse, bromea y, como es muy aguda, sabe tomar el pelo sin jamás herir. Exteriormente, nada la distingue de las demás, pero hay algo diferente: en ella hay una mayor reserva, una gran igualdad de carácter y jamás habla mal de nadie y si alguien lo hace tiene una habilidad sin igual para desviar la conversación o para poner en evidencia las cualidades de la persona.

Como artista goza enormemente en los conciertos a los que asiste, y según sus profesores hace muchos progresos en piano y armonía. Con su empeño en el estudio, Dina quiere agradar y agradecer a sus padres el gran sacrificio que han hecho con su partida y, para compensar en algo la ausencia, les escribe casi diariamente. Sus cartas reflejan a una joven alegre, contenta con todo, llena de espontaneidad y que no  deja nada de lo que nutre su vida interior, oye misa y comulga cada día y sigue el plan de oración que desde antes se había trazado.

De su estancia en Nueva York tenemos 278 cartas escritas a sus padres y que ellos entregaron después de su muerte. La próxima vez, podrás leer algunos párrafos para que conozcas mejor a Dina.

jueves, 9 de junio de 2016

Pasión por la música

¿Sabes? Jesús seguía obrando en ella y ella respondía con amor esforzándose en disimular a los ojos de los demás su intensa vida interior. A los dieciséis años, un retiro vocacional la confirma en su deseo de ser religiosa, acariciado desde hace tiempo.
Deja el Pensionado y vuelve a su casa. Ahora es una joven espléndida, alta, agraciada, amable, sencilla, inteligente… en una palabra ¡encantadora! Va a entrar en la vida del mundo determinada por la posición social de una familia acomodada, pero secretamente su único ideal es Jesús.  Su divisa: “Antes la muerte que el pecado”, está muy presente en su vida y le va a ser totalmente fiel.
Un día dice a su madre que quiere ser religiosa. Dina es muy joven, tiene sólo dieciséis años y su madre le pide que reflexione. ¿Se iba a cumplir ya lo que su madre había pedido durante el embarazo?. El consejo del párroco va en la misma línea: demasiado joven, tiene que conocer el mundo, aún se debe a sus padres… Ellos encantados de poderla gozar, multiplicando el afecto y los regalos.  Dina acepta con pena el retraso, pero agradece también el cariño, los vestidos y joyas que le brindan sus padres. Según nos contó, abandonó sus deseos en manos de Jesús y como no era falta de generosidad por su parte, se llenó de paz.
Sigue el estudio de piano hasta obtener el título de Profesora. Vienen los primeros conciertos con las consecuentes alabanzas que ella cree que son exageradas porque su ideal como pianista era tan elevado que sabía muy bien que no merecía tales elogios. Acepta con amabilidad todas las muestras de simpatía. Su dominio exterior era muy grande y nadie advierte lo que le costaban los conciertos, incluso sus padres pensaban que no le importaba en absoluto tocar el piano en público. Ella escribe:  ”Nadie podía suponer el martirio, sí, no  temo emplear esta palabra, el martirio que yo experimentaba en medio de las flores y de los aplausos.”

Dina no sólo seguía sus estudios de piano y llevaba una vida de sociedad, sino que multiplicaba las obras de caridad, compartiendo su tiempo apostólicamente.  En ella crecía el amor por Jesús y su deseo de ayudarle. ¿Cómo lo hará? Aprovecha las ocasiones que se presentan. Al comenzar la primera guerra mundial de 1914, se ofrece a nuestro Señor enteramente, en espíritu de reparación y amor. Hubiera sido capaz de dar la vida por los demás. ¿Quién podía imaginarse que en aquella joven artista, brillante pianista, tan amable y sencilla ardía una vida interior tan honda?  El Principito acertó cuando dijo que  ”lo esencial es invisible a los ojos”.
Sus padres viendo el excepcional talento musical de su hija, deciden mandarla a Nueva York para perfeccionar sus estudios. A Dina, apasionada por la música y por la belleza de la armonía que empezaba a descubrir, le encanta la decisión y hasta siente vanidad de perfeccionarse en un gran Conservatorio. La vanidad no dura: “Jesús no permitió que los espejismos pudieran engañarme. Yo sabía que por mí misma era poca cosa, aun reconociendo que Dios me había dotado de un cierto talento…”

Bueno, la próxima vez nos encontraremos en Nueva York…