En 1994, un grupo de 48 peregrinos de Hebertville,
de la región del lago St-Jean, acompañados de Mme. Thérèse Richard, gran amiga
de Dina y hermana de una de nuestras religiosas, fueron a Sillery, Quebec, para
rezar en la tumba de la Beata Dina Bélanger.
El P. Jean Brassard, párroco de Nuestra
Señora de la Asunción de Hebertville, parroquia erigida en 1968, animó
fuertemente la iniciativa de hacer conocer y rezar a la Beata Dina y él mismo
fue a Sillery para rezarle. Gracias al entusiasmo de los miembros del
Movimiento de Mujeres cristianas, la gente de Hebertville empezó enseguida a
preparar la acogida que querían hacerle a la Beata Dina.
El 19 y 20 de abril de 1997, año centenario
del nacimiento de Dina, cuatro religiosas de Jesús-María, invitadas por el párroco,
fueron a la iglesia de Hebertville para asistir a la inauguración de un
santuario en honor de la Beata Dina Bélanger. Este santuario, como cualquier
otro santuario, no es importante por la grandeza de sus instalaciones, sino por
el lugar que los fieles dan en su corazón a aquella que ya han aprendido a
querer. Se ocupan en hacerla conocer y toda la región del lago St-Jean se
beneficia.
Después de la inauguración de este mini
santuario, la gente reza con fervor a Dina y tienen la alegría de ver que los
favores se multiplican. ¿Acaso, no prometió Dina que, desde el cielo,
concedería la alegría? A los que le rezan, les da ánimo, consuelo y paz.