La capilla
de las Religiosas de Jesús-María de Sillery es el primero y el más importante
Santuario de la Beata Dina Bélanger, ya que en esta capilla se encuentra su
tumba. Es interesante conocer su historia.
Dina Bélanger
(María de Santa Cecilia de Roma) falleció el 4 de septiembre de 1929 y fue
enterrada el 7 en el cementerio de la comunidad de las Religiosas de
Jésus-María de Sillery, en presencia de una numerosa asistencia de familiares y
amigos de Quebec, su ciudad natal.
Muy pronto,
empezó su fama de santidad y en 1931 el Cardenal Raymond-Marie Rouleau,
arzobispo de Quebec, pidió a Roma la autorización para publicar la
Autobiografía de Dina Bélanger. En 1933 el Cardenal Jean-Marie Rodrigue
Villeneuve, también arzobispo de Quebec, solicitó la apertura de los Procesos
canónicos.
Entre 1950
y 1956 tuvo lugar el Proceso Informativo y de no culto en la Diócesis de Quebec.
Las religiosas pidieron al arzobispo de Quebec el permiso para trasladar los restos
mortales de Dina a otro lugar del mismo
cementerio, para que se conservaran mejor. El 24 de noviembre de 1951, después
de reconocer los restos y de colocarlos en un ataúd de hierro, fueron depuestos
en una tumba de cemento. El traslado fue presidido por el Rev. Cyrille
Labrecque, delegado de Mons. Maurice Roy, arzobispo de Quebec, en presencia de las
religiosas y de numerosas personas.
El 13 de
mayo de 1989, la Sierva de Dios fue declarada Venerable y el 10 de mayo de
1990, el Papa aprobó el milagro, realizado el 4 de septiembre de 1939 por
intercesión de Dina Bélanger, de un niño de nueve meses que sufría hidrocefalia
sin esperanzas de curación.
El 18 de
mayo de 1990, presidido por Mons. Jean-Robert Hamel, delegado de Mons. Maurice
Couture, arzobispo de Quebec, en presencia del Notario, del Promotor de Justicia
y de varias religiosas, tuvo lugar la exhumación y traslado de los restos
mortales de la Venerable Dina Bélanger del
cementerio a la capilla de las Religiosas de Jesús-María.
Miles de
personas de los cinco continentes visitan este lugar de culto, sobre todo
después de la beatificación. Muchos escriben peticiones a la Beata Dina. Todas
estas intenciones se le confían y, cada
primer sábado de mes, se colocan sobre el altar durante la Misa que se celebra
en memoria de Dina.
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