En este Blog queremos compartir contigo la vida de la bienventurada Dina Bélanger RJM. Publicaremos periódicamente breves capítulos que nos ayudarán a conocerla más.
Te invitamos a leerlos y a que dejes tus comentarios.


LA FAMA DE SANTIDAD de Dina Bélanger se ha hecho universal después de su beatificación.

lunes, 16 de mayo de 2016

Traviesa y decidida

Seguimos con Dina, ¿quieres?...
 Antes de la famosa pataleta, su madre ya le enseña a rezar y, a veces, Dina medio tambaleándose se arrodilla junto a ella. Cuando sus padres rezan el Angelus, Dina corre para poder gritar al final ¡Amén!
Acompaña a su madre en sus visitas a pobres, necesitados de ayuda, enfermos. Es la mejor manera de aprender desde muy pequeña a compartir, a dar, a salir de sí misma. Muy pronto empezó también a acompañar a su madre a la Iglesia, pero los sermones le parecían largos y se aburría… Encontró una solución, llevar en su bolsillo una pequeña muñeca y sacarla justo cuando el predicador subía al púlpito. La madre lo ve y… “¡Guarda esto!”.  Dina, de mala gana la remete en el bolsillo, pero a los pocos minutos “Valeda” asoma de nuevo la cabeza. Y… ¡Ah! Se terminó, la mamá la mete en su bolso y Dina espera resignada la reprimenda que recibirá en su casa. Su madre, para evitar nuevas exhibiciones, esconde la muñeca. Dina la busca y ¡oh felicidad! la encuentra. Pero el triunfo dura poco; la mamá la toma y esta vez la lección tiene éxito.
Como ves, la niña se las trae. Gracias a la constante correspondencia a la gracia, esta tenacidad y voluntarismo en el carácter le harán caminar con esfuerzo hasta llegar a la cumbre, a la obediencia y humildad que vivió durante su vida y que fue notable hasta el final. Es verdad que Dina avanza pronto por un camino ascendente, pero no nació santa. Como cualquier niña crece con defectos y travesuras que tiene que ir superando.

A los seis años empieza la Primaria en el colegio de St. Roch. Antes de salir de su casa tiene miedo de aburrirse pero, como ella nos dice, se entrega “no sólo con entusiasmo sino con pasión”. Quiere obtener los primeros puestos y lo consigue. Como es tímida y muy sensible, no le gustan los juegos ruidosos. Tampoco le gusta distinguirse de las demás. Tiene el pelo ondulado lo que le permitiría recogerlo con un lazo pero, para seguir el reglamento del colegio, pide a su madre que se lo trence.

Los años de colegio marcan un progreso en la formación de su carácter. Exteriormente como las demás, pero en su interior ya va sintiendo una gran atracción por Jesús y una gran nostalgia de Dios que la perseguirá toda su vida.

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