En junio 1918, Dina ya está en Quebec, después de haber terminado los dos
años de estudio.
En Nueva York había empezado para ella una época de profunda oscuridad
interior y ésta continua al volver a su casa. Sigue atrapada por el amor de
Jesús, pero Jesús calla a menudo y en su interior se desatan terribles luchas
que a ratos no la dejan. ¡Eso sí que fue difícil!
Ahora te pregunto, tú ¿no has experimentado nunca luchas internas? Quieres
hacer una cosa y haces todo lo contrario; prometes vivir de una manera y te
dejas arrastrar por la corriente; sientes cosas que te fastidian y no sabes
cómo combatirlas, te asalta una tentación y no sabes cómo vencerla… ¿Verdad, que en el fondo sufres? Lo mismo le
pasa a Dina… Tal vez puede ayudarte lo que ella hace. No cambia el programa de vida de oración que
se había trazado, más bien la prolonga y aprende a discernir cuándo se trata
realmente de la voz de Dios; no quiere dejarse llevar de ninguna ilusión. ¡Prueba esta solución! Estoy segura de que
sentirás una gran paz que te va a ayudar.
Después de los dos años en Nueva York, Dina sigue exteriormente la vida
ordinaria de una joven: salidas, paseos con sus amigas, reuniones, ayuda a
personas que lo necesitan acompañando a su madre, algunas excursiones,
conciertos… sin dejar el estudio del piano por sí misma y el de la armonía que
sigue por correspondencia. A ratos se pregunta para qué tanto esfuerzo; piensa
que nunca llegará a la altura que ella quisiera. Un buen día oye en su interior
la voz de Jesús que le dice: “Tus conocimientos musicales protegerán tu
vocación; pero tú harás bien sobre todo por tus escritos”. Dina no entiende y
se pregunta ¿por mis escritos?... Poco se imagina lo que un día le va a pedir
su superiora cuando sea religiosa.
Sí, se trata, aunque ella no lo sepa, de su Autobiografía que empezará a
escribir en marzo de 1924 y que hoy está traducida a diversas lenguas: español,
inglés, italiano y alemán. Muchos la han leído y ha hecho y hace un gran bien. Espero
que también te lo haga a ti. Cuando la leas, quizás te llame la atención
algunas expresiones, ve más allá de las palabras… Ten presente que Dina emplea
el vocabulario propio de la espiritualidad francesa de los primeros decenios
del siglo XX.
propiamente dicho. La simplicidad de sus vestidos, sus actitudes y la manera de presentarse es encantadora. Jesús, antes de cada concierto, le pide el sacrificio del éxito; ella lo acepta y le ofrece el no triunfar. Sin embargo, la aplauden, la alaban, la animan a seguir en esta línea. Puede llegar lejos. Tiene abierto un porvenir brillante. Siempre guarda su hermosa simplicidad. Acepta con amabilidad y sencillez todas las muestras de simpatía, pero en el fondo sólo logran convencerla de su incapacidad y, aunque reconoce el éxito, se siente vacía ante él y todo le suscita indiferencia. Nadie lo nota, pero sabemos el martirio que le suponían las alabanzas.
¿Sabes? Por dentro, Dina vibra con la música y compone piezas musicales de las que se conservan algunas. Tal vez la más conocida es la que ella llamó “Ricordanza”. Si alguna vez la oyes, te darás cuenta de la fuerza, belleza y armonía de sus acordes. Si quieres oírla, la encontrarás en internet.
Voy a buscar esa pieza. Me ha picado la curiosidad. Y gracias por lo que nos contáis.
ResponderEliminarEl plan de: más oración cuando hay más dudas nunca falla. Es verdad.
Puedes encontrar la pieza en Youtube
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