En este Blog queremos compartir contigo la vida de la bienventurada Dina Bélanger RJM. Publicaremos periódicamente breves capítulos que nos ayudarán a conocerla más.
Te invitamos a leerlos y a que dejes tus comentarios.


LA FAMA DE SANTIDAD de Dina Bélanger se ha hecho universal después de su beatificación.

jueves, 18 de agosto de 2016

Si empiezas…

 Dina entra en el noviciado y lo primero que lee en un mural es: “Si empiezas hazlo con perfección”. Esto le impresiona fuertemente y está dispuesta a vivirlo. La vida común sigue siendo para ella un gran sufrimiento, no porque no quiera a sus compañeras, daría la vida por cualquiera de ellas pero, dada su gran sensibilidad, las pequeñas dificultades  le ofrecen la posibilidad de un  constante olvido de sí misma. 
Por nada del mundo abandonaría su vocación, pero la nostalgia la sigue aún durante algunas semanas. Ella escribe: “A veces, cuando me paseaba sola, me venía la idea de irme sin sombrero ni abrigo o durante la noche de escaparme por una ventana.” Lucha sin parar y le duele dejar que aparezcan exteriormente sus sentimientos naturales porque, a veces, le saltan las lágrimas. Decide emprender el trabajo de sonreír siempre porque, ella misma se dice, “un santo triste es un triste santo”. Jesús le hacía comprender que la verdadera alegría interior tiene que reflejarse al exterior. No siempre es fácil. Si alguna vez lo has probado, sabes lo que cuesta  no poner cara triste cuando fastidian las cosas de fuera.

Los días pasan. Empieza a dar clases de piano. Le encanta y se propone que Jesús sea el verdadero profesor. No le resulta difícil porque sabe que Jesús vive en ella. Las clases son momentos felices para ella y para sus alumnas; es exigente pero tan amable que todas la recuerdan con gran cariño.
Jesús sigue comunicándose en su interior. Dina lo escucha para agradarle en todo. Un día, en Navidad, Jesús la invita a jugar y le dice que el que ame más ganará. El torneo se va haciendo difícil, pero al final quedan empatados porque Dina, ante todo el amor que Jesús le presenta, le dice que ella le ama con este mismo amor. Otro día, el juego se hace más complicado, porque esta vez es el juego de la cruz y ganará el que la lleve mejor. Va viendo que Jesús gana; las respuestas de Dina son cada vez más vacilantes, hasta que se le ocurre volver su mirada a la Virgen suplicándole le ayude. La luz no tarda y Dina le dice a Jesús que une sus pobres cruces a las suyas y así adquieren el precio de la cruz de Jesús. Otra vez empatan. ¿Te parece un juego infantil? No lo creas, cuando se ama de verdad, se dicen cosas que los demás no entienden, pero los que se aman necesitan expresarlo de mil maneras.

Llegó el 15 de febrero de 1922.  Pero ¿qué pasa este día? No sé si sabes que en la vida religiosa hay un primer periodo de prueba, antes de empezar el noviciado propiamente dicho. Este periodo  terminaba con una ceremonia en la que a la joven, además del hábito, le daban un nombre nuevo.  Dina, en adelante, se llamará María de Santa Cecilia de Roma. Para ella fue una alegría inmensa. El nombre empezaba por el mismo nombre de la Virgen y, como buena pianista, no podían haberle añadido uno mejor que el de Santa Cecilia, patrona de la música, a quien ella había querido siempre mucho y a quien invocaba desde hacía mucho tiempo. Además Santa Cecilia colmaba sus aspiraciones: virgen, mártir y apóstol.

1 comentario:

  1. Cuánta razón hay cuando narras esos juegos/retos de Diña y Jesús. Las personas que quieren tan intensamente lo comprenden con más facilidad. Es una muestra de cómo la entrega, confianza, libertad y creatividad se ponen en sintonía para hacer feliz al otro. Bendita vocación que nos lanza a esta entrega. Con cariño y agradecimiento a tantas personas que nos enseñan a vivir con plenitud.

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