En este Blog queremos compartir contigo la vida de la bienventurada Dina Bélanger RJM. Publicaremos periódicamente breves capítulos que nos ayudarán a conocerla más.
Te invitamos a leerlos y a que dejes tus comentarios.


LA FAMA DE SANTIDAD de Dina Bélanger se ha hecho universal después de su beatificación.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Profesora de piano

Empieza para Dina su vida apostólica. La envían al colegio de Saint-Michel de Bellechasse para remplazar, como profesora de música, a una religiosa enferma.
Cuando ésta regresa, Dina vuelve a Sillery donde sigue enseñando pero sólo ocho días.  Tienen que retirarla y permanecer aislada durante una cuarentena, porque ha contraído una enfermedad contagiosa, al cuidar en Saint-Michel a una alumna con escarlatina. En la enfermería, le duelen dos cosas: no poder comulgar durante varios días pues está aislada y saber que sus hermanas están sobrecargadas de trabajo con los empleos que ella no puede realizar.
En esta larga soledad, Jesús se vuelca y le enseña a vivir totalmente abandonada a su acción. Jesús se substituye a ella y  ella le deja hacer. Dina nos dice: “Ya no somos dos: Jesús y yo. Somos uno: Jesús solo. Él se sirve de mis facultades, de mis sentidos, de mis miembros. Él es el que piensa, quiere, hace, reza, mira, habla, anda, escribe, enseña, en una palabra, el que vive. Yo soy toda pequeña en medio de su Corazón, tan pequeña que sólo Él me puede ver. Se lo he abandonado todo… Mi único empleo es contemplarle y decirle sin cesar: ¡Jesús, te amo…! Es el canto del cielo, mi eternidad ha comenzado. ¡Soy feliz!”. Ahí está su ideal: ‘dejar hacer a Jesús’. Ese ideal la llevará a la cumbre de la unión íntima con Dios.  Ese dejar hacer no significa no hacer nada, ella va a llenar su vida apostólicamente amando y como sabe que el amor no puede ir vacío de sufrimiento, quita una parte de su última divisa y se queda sólo con “¡Amar!”
El 7 de diciembre, Dina sale de su aislamiento después de habérselo alargado otros nueve días. Retoma la enseñanza y otros empleos con las alumnas. Es feliz dándose a los demás. En un retiro de fin de año, consciente de que la Virgen está siempre a su lado para ‘dejar hacer a Jesús’, quiere también dejarle hacer a Ella. Desde este momento encuentra la divisa que ha buscado largo tiempo y que resume todas sus aspiraciones. “Amar y dejar hacer a Jesús y a María”. Un eco del “ama y haz lo que quieras” de San Agustín.
Para ella: Amar, es hasta la locura, hasta el martirio. Dejar hacer a Jesús, es el abandono total, es dejarle obrar libremente. Dejar hacer a María es confiarle el que Jesús pueda realizarse plenamente en ella.  Así se sabe totalmente apostólica, porque dejar obrar a Jesús es hacer suya la obra de salvación de toda la humanidad.

Nos encontramos ante alguien que ha desaparecido totalmente, para que Jesús sea el único que vive en ella. Dios lo sobrepasa todo y sólo Él puede llenar con su infinitud nuestra pequeñez. Lo que un día pronunció en el Jordán Juan Bautista: “Es necesario que Él crezca y yo mengüe”, se ha realizado de tal modo en Dina que este crecimiento ya lo ha invadido todo y la ha substituido totalmente.

Esta substitución será el hilo conductor de toda su vida y la llevará hasta querer agotar a Jesús, el Infinito, para poder satisfacer plenamente al Infinito. “Agotar el Infinito, satisfacer el Infinito”, palabras absurdas en el lenguaje humano.  Dina nos dice que no importa, porque en el cielo no hay palabras, el amor es el lenguaje sublime y lo que ella no es capaz de expresar, le basta saber que Dios lo entiende.

1 comentario:

  1. Gracias por los artículos publicados. Nos ayudan a conocer cada vez más a Dina.

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