Sigamos a Dina. El médico le detecta un principio de enfermedad más seria
que la anterior. Esto la lleva a tomar y a interrumpir varias veces la
enseñanza. Dina hace el sacrificio de tener que dejar a las alumnas que ha
conocido, querido y con las que ha sido siempre una excelente educadora. A veces, cuando las cosas no son como las
hemos previsto se necesita una gran indiferencia para aceptarlas y asumirlas.
Dina experimenta sus límites y con ello el sentido de criatura frente a Dios y
tiene que renunciar a muchas cosas, para
seguir poniendo a Jesús como su único Principio y Fundamento.

Por otra parte, Dina no olvida nunca que la vida religiosa es una
consagración para la misión y que ella forma parte de una Congregación esencialmente
apostólica. La misión es una pasión por Jesús y al mismo tiempo es pasión por
la humanidad. Ahora tiene que dejar la enseñanza pero no el apostolado. Cuando
no puede estar con las alumnas, se multiplica ayudando a sus hermanas a través
de composiciones musicales, trabajos literarios, traducciones en inglés,
correcciones de ejercicios, copia de registros, poesías, sainetes para fiestas,
escribiendo cartas a exalumnas, amigas y familiares que solicitan su ayuda o a
alguna religiosa, profesora de piano, convirtiendo esta correspondencia en unas
auténticas lecciones de música. La inactividad
impuesta por la enfermedad fue totalmente apostólica y así fue plenamente
contemplativa en la acción.

Gracias por este nuevo capítulo sobre la vida de Dina. Me ayuda comprobar su apertura al plan de Dios y su disponibilidad para seguirlo.
ResponderEliminarMe nace dar gracias al Dios, por manifestarse en detalles tan particulares.
ResponderEliminar"Deja la enseñanza pero no el apostolado" Dios mismo se encarga de darnos la creatividad para seguirle sirviendo desde nuestras posibilidades.