En este Blog queremos compartir contigo la vida de la bienventurada Dina Bélanger RJM. Publicaremos periódicamente breves capítulos que nos ayudarán a conocerla más.
Te invitamos a leerlos y a que dejes tus comentarios.


LA FAMA DE SANTIDAD de Dina Bélanger se ha hecho universal después de su beatificación.

jueves, 20 de octubre de 2016

¿Quién fue Dina?

Dina, una criatura sencilla, marcada  de una gran sensibilidad artística, que sólo desea “amar y dejar hacer a Jesús y a María”. No sólo fue una joven pianista, compositora, apostólica y mística, dotada de un gran talento musical, aplaudida y alabada, con un porvenir brillante al que renuncia para darse totalmente a Jesús, sino la religiosa que en silencio se deja capturar plenamente por Jesús con una intensa experiencia espiritual. Dios solo fue su todo y nunca le dijo no; en Él se consumió su existencia con respuestas ininterrumpidas de fidelidad a la gracia.
Nosotros no podemos entender lo que significa adentrarse en las profundidades de un Dios que es Trinidad. Yo tampoco te lo sé explicar. A Dina, Dios le hace este regalo y ella nos lo cuenta sencillamente en su Autobiografía con toda la belleza y sensibilidad de la artista siempre atenta a la voz interior de Jesús.  Pero, mira, la santidad de Dina no está precisamente en estos aspectos extraordinarios comparables a los de muchos grandes místicos. Ella fue santa porque jamás negó nada a Dios, hizo de su vida una rapsodia interpretada en clave de amor, sobre una partitura del Evangelio: “Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos en él nuestra morada.”

Después de su muerte, la constatación fue unánime para decir que la santidad de su vida respondía a lo que había escrito y que gracias a su gran reserva pudo esconder a los ojos de los demás, sin que nadie pudiera imaginarlo.
Los testimonios recibidos hablan de una fidelidad constante a la gracia, de haber sido siempre  muy sincera, de no recordar que haya hablado nunca mal de nadie, de saber tomar siempre la parte de los otros cuando se hablaba contra ellos, de tener siempre una buena palabra para todos, de no haberla visto nunca desanimada ante los momentos difíciles o durante su dura enfermedad, de no quejarse nunca aceptándolo todo sin manifestar sus gustos o repugnancias, de asumir lo que le cuesta y seguir después alegre, de haber sido muy ingeniosa para pasar desapercibida y hacer valer a los demás, de ver la cantidad de trabajo que había hecho a pesar de estar enferma y retirada en la enfermería,  de haber sido siempre muy buena con sus alumnas, de hacerlo todo con gran sencillez y no hacerse notar en nada, de no vanagloriarse nunca de su talento musical sabiendo realzar siempre el de los demás.

Tal vez, tú puedes decir lo mismo que formuló una joven que había vivido con ella: “Yo tenía una amiga santa y no lo sabía”. Sí, Dina puede ser hoy tu amiga y tú no te arrepentirás de serlo de ella. 

1 comentario:

  1. Muchas gracias por escribir este precioso y hondo capítulo sobre Dina. Me ayuda el descubrir su entrega sin medida. Los testimonios sobre ella confirman su fidelidad a Dios expresada en el día a día de su vida.
    "Rapsodia interpretada en clave de amor, sobre una partitura del Evangelio"!!!

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