En este Blog queremos compartir contigo la vida de la bienventurada Dina Bélanger RJM. Publicaremos periódicamente breves capítulos que nos ayudarán a conocerla más.
Te invitamos a leerlos y a que dejes tus comentarios.


LA FAMA DE SANTIDAD de Dina Bélanger se ha hecho universal después de su beatificación.

jueves, 10 de noviembre de 2016

TESTIMONIOS: Sus padres

Hemos seguido a Dina a lo largo de las distintas etapas de su vida: familia, infancia, colegio, juventud, estudios de piano y armonía, Nueva York, fiestas, conciertos, vida religiosa, apostolado, enfermedad…. Una vida ordinaria, como la de muchas personas, pero vivida extraordinariamente en clave única: Dios.
Los grandes dones que Él le regaló pasaban desapercibidos a los ojos de quienes convivían con ella, pero se reflejaban en el pentagrama del día a día, vivido con fidelidad exquisita a ese Dios que se le comunicaba y al que ella permanecía a la escucha, para no perder ninguna nota de la sinfonía.
La partitura de su vida no sería completa si no oímos algunos testimonios de quienes la rodearon: Empecemos por sus padres.
Su madre dice:
Trabajó en su carácter   
A Dina no le gustaba ser contrariada, ni que la corrigieran, tenía un carácter fuerte. En sus primeros años tenía sus pequeñas crisis cuando la contrariaban. Una vez le pedí algo y muy enfadada me dijo “no”. Su padre quiso darle una lección pataleando con ella… Dina comprendió y no lo hizo nunca más. ¡Cuánta fuerza de voluntad para vencer su fuerte temperamento!   

Asumía con paz los acontecimientos que trae la vida

Cuando les llegó un revés de fortuna, fue ella quien consoló a su madre.
A la mamá le gustaba cantar y dejó de hacerlo. Dina se da cuenta y le dice: “Dios sabe lo que hace. Quizás, estarías orgullosa de la casa o de tus vestidos. Tal vez, Dios lo quiere así”. Otras veces para animarme decía: “espera a mañana, esto cambiará”.  
Cuando su madre tuvo el accidente que le impedía ir a Nueva York, a pesar del sacrificio que hacía, dijo simplemente: “Si no puedo dejar la casa, me quedaré”.
Sus padres cuentan:
Mantenía su vida de oración 
Dina se acostaba tarde y por la mañana, por cansancio, era lenta al levantarse, pero nunca dejó de ir a Misa de 7. Se apresuraba en hacer los deberes del colegio, para orar ante el Santísimo por la tarde. Sus padres dicen que después de comulgar se la veía totalmente absorta en adoración y cuando rezaba con ellos estaba muy atenta. Su padre dice: era muy discreta sobre las gracias que recibía.  
Fidelidad en el día a día
Era muy enérgica y tenaz en sus voluntades y, sobre todo, si la cosa era justa, perseveraba en ello. Tenía gran espíritu de familia. Era muy sensible. Le gustaba el orden.
Llevaba una vida tranquila. Tres o cuatro horas al día practicaba la música. Era agradecida por todo y encontraba que hacían demasiado por ella.
Desde niña amaba la naturaleza, admiraba las maravillas de Dios, sobre todo las flores, los pájaros, la belleza de las nubes, los árboles, el firmamento, los claros de luna; todo servía para alabarle.
Muy generosa, compartía sus cosas con los demás. Siempre fue fiel en decir la verdad y manifestar su pensamiento sin disimulo. Sus padres añaden no haberle reprochado nunca una mentira. Era respetuosa, al oír una crítica decía: “No sabemos su intención”.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario